9 de Noviembre 2004

Intercambio de parejas

Texto enviado por un amigo que nos cuenta su relación swinger con amigos y su esposa.


Intercambio de parejas
Esta historia ocurrió hace unos meses. Isabel y yo estábamos casados desde hacía 10 años y Mauricio y Silvia se habían casado hacía 4 años. Éramos tan amigos que mi esposa y yo habíamos sido padrinos en su matrimonio. Éramos realmente amigos, todos de todos. Acostumbrábamos pasar las vacaciones juntos, salíamos al cine, nos reuníamos en su casa o en la nuestra con frecuencia,... Siempre que estábamos los cuatro yo notaba que había algo especial en el ambiente, sobre todo en el último año. Mauricio e Isabel se abrazaban con frecuencia y Silvia y yo éramos menos directos pero nos cruzábamos miradas provocadoras. Yo la miraba como para comérmela, a lo cual ella respondía con una sonrisa entre tímida y de aceptación. Un día fuimos a un hotel a pasar un fin de semana. Nos registramos en el hotel e inmediatamente nos dirigimos hacia la habitación que compartiríamos. Sólo de pensar que Silvia se colocaría una camiseta como la que le había visto en ocasiones anteriores ya me ponía caliente. Ver ese cuerpo cubierto simplemente por una camiseta era escalofriante porque se le notaban las tetas como un par de volcanes y alcanzaba a marcar la forma de las bragas. Unas bragas pequeñas que hacían resaltar aún más su exuberante culo. También me excitaba que Isabel estuviera en ropa ligera en la misma habitación que mi amigo. Llegamos a la habitación, nos instalamos y nos organizamos para bajar a la piscina

Entonces
Isabel y Silvia entraron al cuarto de baño para colocarse el vestido de baño. Imaginarlas a las dos desnudas me excitaba. Cómo sería aquel par de conchas, esas tetas divinas, dos traseros inmejorables. Uauhhh! Salieron las mujeres del baño y sentí que todo me subía y me volvía a bajar. Dos hembras en bikini, que a duras penas les tapaba lo más íntimo de su coñito y su tetas. Isabel tenía una tanga que le dejaba ver el culo más espectacular que se puedan imaginar. Silvia tenía un bikini que le resaltaba el culo y las tetas. ¡Y qué tetas tenía Silvia! Mi verga se puso dura tan pronto vi esas dos esculturas. Salimos hacia la piscina. Mauricio se lanzó directamente al agua mientras los demás nos colocábamos crema broncesadora. Isabel me pidió ayuda y, como siempre me ocurría, eso me excitó. La crema pasando por su piel me recordaba aquellas oportunidades cuando en la ducha le ayudaba a colocar el jabón para luego abrazarla y acariciarla, y terminar metiéndosela por detrás bajo el chorro de agua tibia. De pronto Silvia me preguntó si le podía ayudar a colocar crema bronceadora en su espalda. Se acostó bocabajo sobre la esterilla y yo empecé a colocar crema sobre su espalda. Pasé mi mano húmeda sobre sus hombros y empecé a bajar por la espalda lentamente haciendo un masaje que ella aceptaba complacida. Seguí bajando y le coloqué más crema al final de la espalda, donde empieza el culo. Lentamente esparcía la crema mientras contemplaba su culo, cuando ella se bajó un poco el pantalón del bikini. Eso fue maravilloso. Alcanzaba a ver el comienzo de su trasero donde se dividía su hermoso culo. Me dijo que le colocara bronceador allí, a lo que obedecí inmediatamente. No podía dejar de admirar ese culo, ese hermoso culo. De pronto me dijo que por qué no le terminaba de colocar el bronceador más abajo. Le dije que encantado, que era un placer, a lo cual Isabel y Silvia rspondieron con una sonrisa de gusto y aceptación. Yo sentía que a Isabel le agradaba que yo acariciara a Silvia al colocarle el bronceador. Empecé a colocarle bonceador en las piernas desde abajo y luego fui subiendo lentamente. Mientras le colocaba el bronceador, la acariciaba y yo sentía que a ella le agradaba mucho porque a veces emitía unos suspiros de agrado y de calentura. Cuando empecé a acercarme a su culo ella abrió las piernas para facilitarme la labor. Noté un olor agradable porque Silvia estaba mojada y expelía un olor exquisito. Le pedí que abriera un poco más las piernas, a lo que me contestó que sería un placer abrir las piernas para mí y se rió mientras se miraban y reían con Isabel. Isabel dijo que ella también abriría las piernas. Le contesté que con gusto pasaría donde ella en unos pocos minutos. Isabel dijo que me apresurara porque estaba apurada y le hacía falta un chorrito entre las piernas. Le contesté que pidiera ayuda a Mauricio, a lo cual contestó que sí con una sonrisa y una mirada complaciente de Silvia. Yo ya no podía de la calentura. Ya estaba claro que Isabel quería follar con Mauricio y que Silvia quería que yo la follara. Así pasó la tarde, entre comentarios y chistes de doble sentido, hasta que llegó la noche. Después de cenar con un buen vino, nos dirigimos a la habitación. Nadie estaba cansado ni quería domir pero todos queríamos ir a la habitación. Ya todos sabíamos qué era lo que deseábamos.Allí, en la habitación, destapamos una botella de buen vino y nos sentamos a conversar. Todos estábamos calientes con lo que había pasado en la piscina y además el vino ayudaba. Empezamos a hacer bromas sobre sexo y cada vez los comentarios eran más directos. Sugerí que por qué no apagábamos la luz y dejábamos una pequeñas velas, a lo cual todos asintieron. De pronto, Isabel y Silvia se dirigieron al cuarto de baño y dijeron que se iban a a colocar más cómodas. Al salir estaban con sus camisetas para dormir. ¡Qué maravilla de mujeres! Las dos tenían camisetas como las que habían usado tiempo atrás en otro viaje que hicimos juntos a Nueva York. A Silvia se le alcanzaba a ver el culo delicioso e Isabel tenía una camiseta igual. Se notaba que estaban sin sujetador y las tetas puntudas resaltaban en la camiseta. Yo quedé más recalentado de lo que estaba y Mauricio también porque se le notaba un bulto en la pantaloneta. Isabel se sentó muy cerca de Mauricio. Mauricio le dijo que lo que dejaba ver la camiseta se veía muy bien y que cómo sería lo que no dejaba ver, por lo que ella preguntó si quería ver más. Subió un poco la camiseta dejando a la vista las bragas. Entretanto Silvia se había acomodado a mi lado. Yo le dije que para lo que le tapaba esa camiseta era mejor quitársela. Ella respondió que si yo quería podía quitársela. Le quité la camiseta y quedó solamente en bragas. ¡Qué cuerpo tan delicioso! Unas tetas grandes, con unos pezones oscuros que estaban duros de la calentura. Isabel también se desvistió dejando a Mauricio realmente impactado. Isabel tenía un cuerpo escultural. No era muy alta pero sí muy proporcionada. Ya no resistí y me lancé a besar las tetas de Silvia. Isabel se sentó sobre Mauricio y le pidió que le besara las tetas a ella también. Mientras besaba las tetas de Silvia, miraba cómo Mauricio besaba las de Isabel y eso me excitaba. De pronto, Isbael se bajó de Mauricio y le bajó la pantaloneta. Mauricio tenía una verga grande, roja de la calentura. Isabel empezó a darle besos en sus huevos. Sacaba la lengua y la pasaba por su verga desde la base hasta la punta. De pronto se la metió toda en la boca. Ver cómo Isabel se metía esa verga dentro de su boca era excitante. Mientras tanto yo seguía besando las tetas de Silvia y acariciaba su coño por encima de las bragas. Estaba mojada. Sus líquidos habían empapado las bragas. Corrí las bragas y empecé a meter mi dedo en el coño de Silvia. La acariciaba y ella empezó a gemir. Se movía como una loca y me pedía que la acariciara más y más. Mauirico le había quitado las bragas a Isabel y le estaba lamiendo la cuca. Isabel estaba caliente. Se le notaba la excitación. De pronto Isabel se volteó y Mauricio la clavó por detrás de un golpe. Ella gimió como una perra y empezó a gritar: "más .. más .. más duro que así me gusta más.. más .. por ahí, así, papito, así". Silvia y yo nos sentamos uno al lado del otro y empezamos a masturbarnos mútuamente mientras veíamos a nuestros esposos hacer el amor. Era excitante estar con la esposa de mi mejor amigo mientras él se follaba a mi esposa. Silvia no resistía y se corrió. Pero yo seguí acariciándola. Ahora Mauricio e Isabel habían cambiado de posición. Estaba Mauricio acostado sobre su espalda e Isabel se colocó encima de él. Lentamente se sentó sobre su verga. Silvia y yo veíamos cómo poco a poco la verga de Mauricio entraba en el coño de Isabel. Los líquidos de Isabel chorreaban por la verga de Mauricio. Ya no aguanté más y le dije a Silvia que se sentara sobre mí dándome la espalda. Así yo la follaría mientras veíamos cómo nuestros esposos seguían follando. Estaba empapada realmente. Su coño goteaba y yo sentía las gotas de sus líquidos caer sobre mi verga. Al principio entró un poco y volvió a salir. Lo sentí en la punta de la verga y me recorrió un escalofrío que subió por todo mi cuerpo. Yo gemía del placer. Qué coño tan delicioso. Ese coñito lo había querido durante años y ahora mi verga estaba penetrándolo. Silvia se colocó y, con fuerza, la penetré. Ella saltaba como si estuviera galopando a caballo. Clavada en mi verga, ella gritaba. Le gustaba y me pedía más y más y más mientras veíamos a nuestros esposos follando al frente nuestro. Después quise probar su culo. No sabía si ella querría pero lo intenté. Le pedí que se colocara bocabajo pasando sus piernas sobre mis hombros mientras yo permanecía sentado. Ella accedió y empecé a besarle su coño. Sabía como el mejor de los manjares. Qué delicia, qué maravilla. Y claro, me quedó justo frente a mis ojos. Mientras le besaba el coño, le empecé a acariciar lentamente el culo. De pronto hice un poco de presión con mi dedo, a lo cual ella respondió con un gemido de agrado y placer y me pidió que siguiera. Entonces le metí el dedo. A ella le gustó mucho y le metí otro dedo. Con sus jugos le lubricaba el culo y eso facilitaba mi labor. Ella pedía más por lo que le dije que se sentara sobre mí. Suavemente empecé a meter mi falo es su ano. Cuando estaba más acomodada la empujé hacia abajo quedando clavada en mi verga. Al principio soltó un grito de dolor que inmediatamente se convirtió en placer. Isabel, al ver que yo se la metía por el culo a Silvia, le pidió a Mauricio que le hiciera lo mismo. Yo siempre había querido hacérselo a Isabel por el culo pero solamente una vez había accedido. Pero ahora la calentura la llevó a pedir que se la metieran. Mauricio se sentó en la silla de enfrente e Isabel se sentó sobre él, quien empezó a metérselo lentamente. Pero ella, que estaba muy arrecha, se sentó con fuerza. Al principio puso cara de dolor pero también su expresión cambió por placer. Se veía que le gustaba. Silvia y yo veíamos cómo Mauricio se lo metia por el culo a Isabel y eso nos calentaba más. Los cuatro empezamos a movernos rápidamente. Silvia e Isabel parecían amazonas galopando sobre sus sementales. Comenzamos a gemir. Las dos gritaban que les diéramos más duro y más profundo. Le pregunté a Isabel si le gustaba y ella me contestó que le encantaba. Mauricio le preguntó a Silvia cómo le parecía y ella le contestó que estaba de maravilla. Yo brincaba, le cogía las tetas a Silvia y veía cómo se le movían las tetas a Isabel. Mientras tanto, Silvia me acariciaba los huevos por debajo de ella y con la otra mano se masturbaba. Ella se corrió y casi simultáneamente me vine yo. Me corrí dentro de su culo. Pero fueron como dos o tres chorros, todavía quedaba algo. Entonces Silvia se levantó y colocó su cara cerca de mi verga. El cuarto y quinto chorro cayeron en su cara. Isabel estaba lista. Se notó cuando se corrió, al igual que Mauricio. Ambos soltaron gritos de pasión y luego quedaron agotados. Así fue esa noche de placer. Luego repetimos una sesión más. Agotados nos quedamos dormidos. Isabel durmió con Mauricio y Silvia conmigo. Así fue este intercambio de parejas con mi mejor amigo, que duró hasta tres días más.

Escrito por Porteño a las 9 de Noviembre 2004 a las 04:58 AM
Comentarios

Exelente, quieren intentar algo nuevo... manden @. Cariños.
Pili y Jose

Escrito por Jose Luis a las 2 de Enero 2005 a las 12:12 AM

CERDOS CABRONES...

Escrito por nikita a las 18 de Noviembre 2010 a las 09:25 PM

mi numero es 1531325438 cuando quieran nos encontramos somos uns pareja bien dotados los dos llamenos

Escrito por jose a las 28 de Febrero 2011 a las 07:44 PM
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