La llamada siguió con cosas triviales. Quedamos en conocernos la noche siguiente y así lo hicimos.
En una zona tranquila de Buenos Aires.
El Bar D.
Poca gente, poca luz, excelente ambientación, y música adecuada a la ocasión.
La pasé a buscar en mi auto previamente lavado y perfumado.
Ella me esperó con un vestido negro, de espalda descubierta. Demasiado para una primera salida. ¿Era una invitación a mis manos, o pretendia que me quede sin hacer nada?
Al llegar al bar elegí un sillón cómodo y apartado.
Ella pidió un trago con crema y yo un destornillador.
Al rato estabamos riendo, contandonos anécdotas y charlando de lo bueno que es disfrutar la vida.
Mientras charlabamos mis manos jugaban con las de ella. No se resistió y la abracé. Fue el preludio de los besos qe vinieron después.
El 29 de abril nos prometes más, y el 2 de mayo seguimos igual que el 29 de abril. ¿Sólo besos?
Y soberbio es con "b" en las dos.
Besos